Todos buscan ser felices por detrás de una depresión
De repente no tiene ganas de hacer nada en tu día. No tiene ganas de salir de tu habitación, que por cierto esta toda hecha un desastre. No tiene ningún deseo de ver el mundo allá afuera de esta ventana. No tiene fuerzas, incluso para hacer actividades que antes eran tan sencillas, y que hacían parte de su vida cotidiana.
Usted está hecha basura, no tiene recursos o ninguna señal que aparenta que vas seguir a delante y recuperar la esperanza. La vida se limita a ser solamente frágil y triste, nada más que tus paredes blancas de la habitación tiene significado. Tu estas en una depresión que hace que pierdas tu razón de vivir.
La depresión es mucho más de lo que escribí
Ella de consomé, te corroe, que arruina. La depresión no es cosa de gente “fresa” o “caquera”, la depresión es cosa de gente. Cosa de gente que sufre, porque todos nosotros estamos sujetos a caer y sufrir. La única diferencia es ¿cómo tomamos este camino?, ¿cómo sacamos la piedra que está delante de nosotros? Sin embargo, juzgar algo sin pensar o solamente creer que el llamado “mal del siglo” no es importante, está totalmente despojado de la sensibilidad humana.
El filósofo Zygmund Bauman, afirma que no hay manera de medir el dolor que alguien siente, porque:
“Cada angustia duele y atormenta en su propio tiempo”.
Por lo tanto, hay que considerar que cada uno vive sus mostros de manera distinta, pero ellos existen. En otras palabras, lo que aflige y aplasta el pecho no será necesariamente el mismo dolor que siente el otro, de manera que cada uno sufre de manera distinta y única.
En consecuencia, es necesario desarrollar la empatía, para que así nos imaginemos en el lugar del otro, saber cómo debe ser, o imaginar el sufrimiento que el otro está pasando. Hay que respetar las singularidades de cada uno. La empatía es fundamental para las personas que están alrededor de esta persona con depresión, por lo tanto, también es fundamental que el deprimido sepa de donde viene la raíz de su sufrimiento y como este sufrir es desarrollado en su día a día.
Todo esto es necesario para comprender que llorar es preciso, y que a través de la introspección, la persona depresiva contando con la ayuda de un profesional, podrá interpretar de donde viene este dolor. Quizá, estar más conectada con uno mismo y saber que un momento de tristeza pasó de ser un remordimiento de cosas aflictivas, a representaciones que nunca más se va de la cabeza.
Es decir, ¿Cuántas veces quedamos recordando una y otra vez cosas del pasado que nos hacen daño, y haciéndonos sufrir nuevamente? Tener depresión, o estar depresivo no es algo de que se pueda curarse en un pase de mágica, pero es posible con apoyo de todos alrededor y de la propia persona encontrar un camino para seguir a delante. No podemos cambiar el pasado, hasta mismo porque no podemos regresar en el tiempo. Todo es una cuestión de transformación, ya que en un momento oportuno, podemos mejorar y transformar esta tristeza en algo único en el futuro. Algo transformador y que te estimulara a encontrar nuevos caminos, sin miedo de perder.
Sé que hablar es mucho más fácil de que poner en práctica
Tanto para aquellos que tiene depresión, o para quien está a par de esta persona. Porque tratar el problema de modo que pueda resolverlo, depende de la empatía, del perdón, compasión, mucha resiliencia, de esperanza y de un poco de alegría.
Todo depende de una mirada dulce en un mundo en donde tantas personas nos hacen llorar. Depende de que una amiga comprenda cuando tu llamas a ella casi de pronto para desmarcar la cita que tenían, y de paso, la amiga tener una actitud comprensiva contigo. No quedar enojada y hacerte sentir mal por perder otra invitación para salir. Hacer de las lágrimas, algo bonito y acogedor.
Cuando no logramos esta dulzura en la mirada de las personas, la depresión tornase una crisálida en donde transforma las mariposas en orugas y esto acaba por ser muy triste. Porque esconde toda la belleza y esplendor de una mariposa, es resumir a la angustia de la oscuridad. Basta nosotros escogernos dejar entrar luz en nuestro hogar.
Dejar entrar en nuestra zona de seguridad, así podríamos darnos espacio a la felicidad y salirnos a vivir el verdadero esplendor de una mariposa, linda y bella, y lo más importante: llena de vida para vivir.