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Queridos amigos y pacientes,
Hoy, estoy emocionada por compartir contigo un fragmento de mi travesía como psicóloga inmigrante en Guatemala. Hace unos ocho años, tomé una decisión que marcaría un giro radical en mi vida: elegí dejar mi tierra natal en busca de nuevos desafíos y oportunidades en las tierras guatemaltecas.
Esa elección no fue sencilla, debo admitir que enfrenté numerosos miedos e inseguridades antes de dar el primer paso. Dejar atrás a mi familia, amigas y la zona de confort no fue una tarea simple, pero sabía que necesitaba prepararme para este cambio y abrazar nuevos horizontes.
La inmigración trajo consigo una serie de retos, desde adaptarme a la cultura y al idioma locales hasta construir una nueva red de apoyo y amistades. Fue un período de constante aprendizaje, de descubrimiento de la diversidad y de fortalecimiento de mi capacidad de resiliencia.
A lo largo de esos ocho años, he tenido la maravillosa oportunidad de ejercer como psicóloga en Guatemala, brindando ayuda a personas de distintos orígenes e historias de vida. Cada paciente que ha cruzado mi camino ha traído consigo una valiosa lección, una perspectiva única de la vida y sus desafíos.
Mi experiencia como psicóloga inmigrante me ha enseñado la importancia de estar preparada para un cambio de país. Es fundamental estar dispuesta a abrir el corazón a lo nuevo, a acoger las diferencias y a respetar las particularidades culturales de cada lugar. La empatía y la comprensión son herramientas esenciales para construir una conexión genuina con los demás, sin importar las barreras lingüísticas y culturales que puedan surgir.
También he aprendido lo valioso que es buscar apoyo emocional y profesional durante este proceso de adaptación. No dudé en buscar compañeras y terapia para enfrentar las emociones que surgieron a lo largo de este viaje. Después de todo, somos seres humanos y es natural enfrentar momentos de vulnerabilidad y desafíos en el camino.
Cruzar fronteras geográficas y emocionales me ha permitido crecer no solo como profesional, sino también como ser humano. Cada obstáculo superado me ha llevado a entender que somos capaces de ir más allá de lo que imaginamos, que nuestra fuerza interior puede guiarnos hacia lugares asombrosos y conectarnos con personas especiales de todo el mundo.
Hoy, puedo decir con orgullo que cada desafío enfrentado ha valido la pena. Cada sonrisa, cada lágrima y cada aprendizaje han moldeado a la persona y a la psicóloga que soy hoy. Sumergirme en una nueva cultura me ha brindado la oportunidad de enriquecer mi enfoque profesional y expandir mi visión del mundo.
Agradezco profundamente a todas y cada una de ustedes que han estado a mi lado a lo largo de este viaje, apoyándome y compartiendo sus historias de vida. Son una parte esencial de mi trayectoria y de la persona en la que me he convertido.
Espero que esta historia te inspire, ya seas paciente o colega, a nunca temer enfrentar desafíos y buscar un crecimiento y superación constantes. La vida es un viaje lleno de oportunidades y, mientras nos preparamos para el cambio, podemos descubrir un mundo lleno de posibilidades.
Con gratitud y afecto,
Kelly
Psicóloga inmigrante en Guatemala

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